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El arte de seguir: la historia de Sonia Nuñez una mujer resiliente, un hijo que trasciende y un propósito sembrado

Actualizado: 14 jun

Sonia Núñez: La madre que hoy envía un abrazo hasta el cielo y siembra esperanza en la tierra


En memoria viva de Isaac hoy en el día que sería su cumpleaños, celebramos el poder regenerador del amor.


En Solarpunk CR creemos que el futuro se construye no solo con tecnología o ideas verdes, sino con historias humanas que florecen desde la resilencia, la humanidad, la esperanza y la acción.


Hoy, en lo que sería el cumpleaños de Isaac —un joven, un gran amigo que soñaba con un mundo más justo y ecológico—, queremos contar la historia de Sonia Núñez, su madre, una mujer que convirtió la pérdida más profunda en luz para otras vidas.


"El terremoto emocional que dió paso a buscarle nuevas razones y propósitos a la vida"


Hace casi once años, Sonia vivió lo impensable: la muerte de su hijo Isaac. La experiencia la sacudió hasta lo más profundo. “Fue como un terremoto. Sentí que todo se vino abajo. Pero entendí que tenía dos caminos: rendirme o transformar ese dolor en algo que tuviera sentido”.


Eligió lo segundo. Y desde entonces, su vida ha sido un testimonio de lo que significa sanar, sembrar y acompañar a otras mujeres en el proceso más duro: vivir sin un hijo y aún así volver a amar la vida.



Isaac: la chispa que encendió muchas luces


Para los que lo conocimos, Isaac era un ser brillante. Desde niño mostró una energía vital que no pasaba desapercibida. “A los cinco años levantaba la mano en mi clase de universidad como si fuera un estudiante más”, -cuenta Sonia con ternura.


Más adelante, lideró charlas sobre ambiente, diseñó talleres educativos para niños y soñó en grande: quería un país más consciente, justo y conectado con la Tierra. (Por ahí de 2010 ya estaba full interesado en el tema).

Aunque su camino en esta vida fue breve, Isaac dejó raíces profundas. Su paso inspiró no solo a su familia, sino a todo un grupo de jóvenes y adultos que hoy siguen sus pasos, incluso sin haberlo conocido.


Isaack y su familia
Isaack y su familia


🤝 De la pérdida al propósito: Yitzak , Madres en Sanación.

En medio del duelo, Sonia creó un espacio transformador: Yitzhak  Madres en Sanación, una red de apoyo para otras madres que también habían perdido un hijo. El nombre “ Yitzhak ” honra el seudónimo simbólico que Isaac usaba.


Este significado proviene directamente de la Biblia hebrea (Torá). En el relato del Génesis, Sara, esposa de Abraham, se ríe al escuchar que tendría un hijo en su vejez. Luego, cuando nace el niño, lo llaman Yitzhak como un recordatorio de esa risa, de ese milagro inesperado que rompió toda lógica humana.


Durante más de siete años, este grupo fue bálsamo, refugio y motor de sanación. Sonia guió espacios de oración, círculos de palabra, talleres de reflexión y encuentros donde las mujeres pudieron llorar, pero también volver a creer. “Aquí no solo venimos a llorar —dice—, venimos a recuperar las fuerzas para seguir viviendo con sentido”.


Un viaje para recuperar esperanzas
Un viaje para recuperar esperanzas

Una vida al servicio: alimentar cuerpos, sostener almas

Sonia extendió su misión más allá del grupo. Comenzó a colaborar activamente con Cáritas y otras redes comunitarias. Se convirtió en puente entre quienes necesitan ayuda y quienes pueden darla.

Gestionó útiles escolares, víveres, medicamentos, conexiones con instituciones como el IMAS, y sobre todo, regaló tiempo, escucha y presencia.


“No se trata solo de dar arroz —dice—. Se trata de dar esperanza. De pensar, analizar el contexto e ir más allá abrir una puerta, ayudar con ideas y posibles soluciones más integrales. De recordarle a alguien que no está solo y que sí existe más camino y que sí se puede”.



Sanar creando: el arte como reencuentro personal

En su proceso de duelo, Sonia también se redescubrió. Empezó a pintar y nos mencionó que por mucho tiempo pensó que eso no era para ella, que no era nada creativa, después de su difícil proceso participó en exposiciones artísticas, y comenzó a explorar su lado creativo como una vía para sanar. “Cada pincelada era una conversación con Dios y con Isaac”, comenta. Hoy, sus cuadros son ventanas que reflejan belleza, dolor transformado y gratitud.


🧘‍♀️ Una espiritualidad amplia como el cielo

Sonia se reconoce como católica, pero su fe no es rígida: es un árbol con muchas ramas. Ha integrado prácticas de yoga, escucha espiritual de otras culturas y caminos, y vive con una convicción profunda: “Dios está donde hay amor. No importa el nombre que le pongas”.



Isaack de niño
Isaack de niño

🕊️ Un legado vivo

Conversando con Sonia, llegamos a la conclusión de que Isaac vive en cada palabra de su madre y que ciertamente al partir se integró en ella en su día a día siendo parte y estando conectados desde el alma.


En cada madre que ella acompaña. En cada red de ayuda que se activa. En cada historia de dolor que no se quedó en el abismo. Sonia es, hoy, una tejedora de esperanza para otras. Y si tuviera que decirle algo al mundo en nombre de su hijo, sería esto:


“La vida es un día a la vez. Hay dolor, sí, pero también hay fuerza. Hay que seguir seguir luchando por lo que uno cree con fé y esperanza. Hay que vivir, sembrar, ayudar. Porque la luz nunca muere si elegimos compartirla.”


Sonia Abrazando un árbol
Sonia Abrazando un árbol

🌟 Yitzhak: la risa de Dios que aún florece

El nombre Isaac —Yitzhak, en hebreo— significa “Él reirá”. Nació de una promesa divina, de una risa que rompió el silencio de la incredulidad. Y hoy, esa risa sagrada no se ha apagado: vive en cada acto de amor, en cada red tejida por Sonia, en cada madre que vuelve a creer, en cada semilla de esperanza sembrada en nombre de su hijo.


Porque aunque Isaac partió, su energía —como una sonrisa eterna del universo— sigue iluminando caminos. Y Sonia, su madre, eligió no quedarse en el dolor, sino ser jardinera del milagro, sembrando fe, consuelo y vida donde alguna vez solo hubo silencio.



🌞 Desde Solarpunk CR, honramos esta historia como una guía luminosa.


Sonia nos recuerda que el amor verdadero trasciende la muerte, que el duelo puede ser un portal y que una sola mujer —desde su humanidad y su fé— puede cambiar realidades.


Gracias, Sonia, por ser raíz, flor y fruto.Gracias, Isaack, por seguir brotando en tantas semillas nuevas.


¡Un abrazo al cielo, amigo!




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